re-motivar equipos

Cómo re-motivar equipos a través del propósito

Ayudá a tus colaboradores a encontrar su motivación a través del propósito.

 

Nos encontramos en una situación crítica en donde los equipos de trabajo se encuentran muy cansados y en algunos casos desmotivados. ¿Cómo volver a inspirarlos cuando el contexto sigue apremiando? ¿Cuando el estado de presión y urgencia parece no tener fin? ¿Cuando se sienten superados por una situación que nos golpeó a todos desde tantos frentes dejando, muchas veces, marcas imborrables?

Un camino posible para la re-motivación de los equipos es trabajar el propósito. Ese faro que puede hacer que volvamos a conectar con el para qué que impulsa e incentiva todo nuestro accionar.

El propósito es algo que todos tenemos dentro, es el “para qué” vivimos esta experiencia humana, es la conjunción entre tu profesión, tu misión y tu vocación. En línea con ello es interesante poder identificar, previamente, nuestro talento, esa habilidad que, al ser realizada y puesta en servicio nos devuelve una honda sensación de realización personal y satisfacción. Imaginen el poder motivacional que tiene un propósito cuando está alineado al talento de una persona.

Ahora bien, existen tres niveles de propósitos: el personal, el organizacional y el del rol que cumplimos. El primero, como ya señalamos, tiene que ver con lo que nos motiva como personas, el para qué vivimos, tiene que ver con quiénes somos y qué queremos para nosotros mismos. El segundo es el para qué de la organización, para qué existe, sus principios, su ética, su misión. El tercero es el para qué de mi rol dentro de esa organización, qué función cumplo, cómo aporto o sumo valor al mecanismo general, cómo contribuyo a alcanzar ese objetivo compartido.

El contexto compartido puede haber desdibujado los tres niveles de propósitos. Abrir el espacio dentro de la organización para volver a conectar con, en primer lugar, el propósito personal, es el primer paso para lograr la reconexión de los equipos.

Es momento de detenernos a pensar y no seguir actuando en piloto automático. Es importante que todos, en todos los niveles, tomemos conciencia de lo sucedido y rechequeemos cómo están los colaboradores, no sólo desde lo anímico sino también desde lo motivacional.

¿Cómo estás? ¿Cómo te sentís? ¿Qué necesitás? ¿Qué espacio querés que ocupe tu trabajo en tu vida? ¿Qué tipo de trabajo querés realizar? ¿Por qué?

Es importante tener presente que el propósito no tiene que ser algo grandioso sino alcanzable.

 

Es decir que, a la hora de definir o redefinir el propio hay que considerar las posibilidades reales del mismo, dentro de esas posibilidades, ¿qué quiero y por qué?

Volver a conectar con esa motivación y deseo personales hará que puedan evaluar si las mismas están en línea con los objetivos y necesidades de la organización como también ver si coinciden con su rol dentro de la misma. Si descubren que sí lo están, su reinserción a un ritmo inspirado y motivado se dará naturalmente, pues habrán notado y elegido de manera genuina, estar donde quieren estar. Ahora, ¿qué pasa con aquel colaborador que no consigue armonizar sus objetivos personales con las formas y objetivos del equipo y organización de los que es parte y permanece en un estado de frustración y desinterés?

Para con él, el trabajo será más arduo pero no imposible. Si los propósitos son realmente irreconciliables, la charla deberá ser otra y será momento de tomar decisiones conjuntas pero, si hay margen para redefinir el rol del colaborador dentro del equipo o adaptar su ritmo o forma de trabajo a algún sistema que le sea más propio y afín a su propósito, existe una ventana de posibilidad, ese colaborador puede volver a motivarse. Para lograrlo, de cualquier manera, es importante ser sumamente receptivo ante las necesidades y planteos que trae la persona y dar lo mejor de uno como líder para pasar a la acción.

De una u otra manera, es evidente que trabajar sobre el propósito es una herramienta de sumo valor para volver a motivar a los equipos. El trabajo de revisión personal y conciencia que implica desemboca, naturalmente, en una libre elección que compromete a cada colaborador de forma individual.

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