La verdadera riqueza de la diversidad la aporta la inclusión.
Está comprobado que las organizaciones diversas e inclusivas superan en desempeño a las que no lo son. Es que la diversidad se volvió un sinónimo de valor para los departamentos de Recursos Humanos que buscan aprovechar al máximo los beneficios que trae. Ocurre que, para que una empresa pueda ampliar su piscina de talento, mejorar la toma de decisiones, ampliar sus miras y alcance al público en general como así también afianzar el sentido de pertenencia de sus colaboradores, no alcanza con ser diverso sino que debe también ser inclusivo.
Ahora bien, cuál es la diferencia entre estos dos conceptos que suelen muchas veces usarse, erróneamente, como sinónimos.
La diversidad se refiere a los atributos que hacen a una persona y la diferencian de las demás, esta incluye etnia, género, edad, identidad, orientación sexual, educación, capacidades, habilidades, nacionalidad, costumbres culturales, etc.
La inclusión es lo que hace que la persona pueda ser sí misma en un ambiente de trabajo sin sentirse amenazado, juzgado o marginado sino todo lo contrario, libre, considerado y valorado.
Es decir que no hace falta con contar con un equipo de colaboradores diversos si, a la hora de trabajar en conjunto, esas diferencias se sofocan o inhiben. La verdadera riqueza de la diversidad la aporta la inclusión.
Las personas deben sentirse parte del espacio que ocupan y miembros apreciados del equipo que forman parte. Solo así la unicidad de cada uno podrá verdaderamente ser traída al frente y Crear Valor.
Esto supone, sin lugar a dudas, un desafío para el líder y la organización en general. Debe adoptarse una actitud de apertura y flexibilidad constante para atreverse a recepcionar las ideas divergentes que pueden, muchas veces, diferir con las propias. Es estar dispuesto a trabajar en un ambiente en el que el desafío es imperante y la capacidad de transformación y crecimiento, necesaria. Es entender que una mirada distinta puede ser enriquecedora en vez de confrontativa.
Hay que bajar la barrera de resistencia compuesta por prejuicios o inseguridades propias para escuchar y considerar otras voces, integrarlas ¡y aprovecharlas!
La diversidad en sí misma no cumple la función que podría si no somos inclusivos, la complementariedad de ambos conceptos es necesaria.
El mundo es un lugar por demás heterogéneo, incluir voces diferentes no hará más que ampliar nuestra capacidad de comprensión y alcance de una mayor cantidad de perfiles estimulando, al mismo tiempo, nuestra propia amplitud mental, desafiando nuestros horizontes y ejercitando nuestra empatía.