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Por qué cuesta tanto afrontar una conversación difícil

Conversación productiva: para comunicar es necesario alinear qué decimos, cómo lo decimos y qué expresamos. Porque si no existe esta alineación, a quien tenemos enfrente le impactará más lo que mostramos que lo que decimos.

 

 

Quien lidera es un agente conversacional, que diseña el espacio conversacional que requiere su equipo. Es modelo y promotor de competencias conversacionales.

¿Cómo hacemos para detectar que estamos ante una “conversación difícil”? Una conversación nos resulta difícil cuando el tema o la relación nos importan y/o nos afectan. Es aquella situación que nos genera ansiedad y angustia con sólo pensar en iniciarla. Es por esto que dudamos en abordarla y muchas veces la postergamos.

La angustia surge porque sabemos que el tema a discutir es importante para nosotros o para el interlocutor y representa un conflicto potencial. O, también, sentimos que esa persona es muy valiosa para nosotros y tememos lastimar la relación. En fin, nos sentimos paralizados.

Según la especialista Vilma Vaccarini, trainer en Programación Neurolingüistica y profesora en “Comunicaciones Efectivas” y “Gestión del cambio” en la UNLA, las conversaciones difíciles pueden ser varias:

– Decir NO a un colaborador o un par

– Solicitar un aumento de sueldo

– Tratar con alguien que nos despierta emociones negativas

– Pedir disculpas para reparar un error

– Dar feedback sincero y constructivo a un colaborador que tiene bajo desempeño

– Juzgar el trabajo de un colega

– Dar una mala noticia, como la caída de un proyecto

– Tratar un tema que puede generar conflictos

¿Por qué evitamos esas conversaciones? Surgen distintas respuestas: por temor al rechazo, pero también para evitar conflictos; por temor a dañar las relaciones; por falta de habilidades para atravesarlas.

Porque conllevan costos; porque si digo qué pienso me puedo meter en problemas; porque no quiero ser terapeuta de nadie; porque no tengo claro qué canal utilizar; por falta de tiempo o por incapacidad de las partes para articular ideas con claridad.

Claro que evitarlas no resulta gratuito. El costo implica improductividad, pérdida de tiempo, que la imagen se deteriore, pérdida de confianza, de la oportunidad y hasta de dinero, se resiente el clima laboral y  produce desmotivación.

Esa ausencia de conversaciones lo que produce es la pérdida del liderazgo.

 

Y hay que tener en cuenta y convencerse de que nada hará que las conversaciones difíciles se transformen en fáciles con el solo hecho de eliminarlas o postergarlas. El éxito radica en afrontarlas hábilmente.

Aprendé a desarrollar tu marca personal.