Estrategias para transicionar de compañero de trabajo a líder de equipo.
Cómo gestionar la transición de compañero de trabajo a líder de equipo es un desafío para todo profesional. El vínculo debe cambiar y los roles redefinirse ¿Cómo trascender las inseguridades de ambas partes? ¿Cómo establecer el nuevo orden y lograr que estén todos a bordo y en la misma página? El cambio debe dirigirse en el acto, hay ciertas actitudes y estrategias que todo líder puede implementar para acompañar la transformación.
1 – Autoconocimiento
Pilar fundamental de todo buen liderazgo. Reconocerse uno mismo es el paso previo esencial para darse a conocer a otros. No podemos pretender transmitir una imagen determinada, enseñar un sistema de trabajo específico ni fomentar una particular manera de vincularse en el ambiente laboral si primero no lo tenemos claro nosotros mismos. ¿Cómo soy como líder? ¿Qué tipo de líder soy? ¿Con qué formas de liderazgo me identifico? ¿Cuáles son mis talentos y habilidades y cuáles mis dificultades y puntos a trabajar? Es fundamental que nos hagamos estas preguntas al asumir el nuevo cargo, tener claras las respuestas contribuirá mucho a nuestra sensación de seguridad y estabilidad a la hora de adaptar las relaciones que venían siendo de colega-colega para ser de colaborador-líder.
2 – Coherencia
Conocernos a nosotros mismos nos permitirá transmitirnos de manera coherente hacia nuestro equipo. Un nuevo líder siempre se encuentra con el desafío de ganarse la confianza de sus colaboradores, más aún cuando este líder solía ser un par; el equipo se encuentra, más o menos conscientemente, a la espera de una comprobación de las cualidades de liderazgo del líder, “¿por qué le corresponde ahora liderar?”. Esta comprobación se logra de manera efectiva cuando el líder logra mostrarse seguro de sí mismo, lo que se logra cuando se es coherente, coherente con lo que somos, con lo que podemos, con lo que nos cuesta, con lo que esperamos de nosotros mismos y de los demás. La falsedad, el intentar ser alguien que no se es o mostrarnos más de lo que somos, además de ser innecesario suele ser contraproducente, este tipo de actitudes se perciben y suelen sembrar desconfianza en los equipos de trabajo.
3 – Comunicación y transparencia
Además de adoptar una actitud de coherencia y transparencia es fundamental activar los canales de comunicación. Clarificar expectativas mutuas, escuchar necesidades y responder a inquietudes, dar y recibir feedback son algunos de los pasos claves para readaptar la dinámica de un equipo. Es normal que tus anteriores compañeros de trabajo tengan dudas o se sientan inseguros, ¡igual que vos! Poner estos temas sobre la mesa desde el vamos hará que la nueva relación pueda construirse de manera más fluida y sólida. Ayudará a erradicar posibles rencores, conocer las motivaciones personales de tus colaboradores bajo este nuevo orden, establecer confianza y despejar tus temores respecto a su opinión.
4 – Integración y participación
Los cambios dentro de un equipo son tierra fértil para transformaciones y novedades en todos los frentes. Puede que vos hayas sido el que fue ascendido pero el movimiento trae nuevos aires y expectativas para todos. Aprovechá la oportunidad para escuchar a tus anteriores compañeros desde tu nuevo rol, cuáles son sus talentos y deseos y aspiraciones profesionales. ¿Hay más movimientos para aplicar dentro del equipo? ¿Nuevas dinámicas que implementar? Pedí su opinión, hacelos partícipes del nuevo orden, piensen y creen el nuevo paradigma juntos. Si todos se sienten parte la adaptación tanto para ellos como para vos será más cómoda y fácil.
5 – Fortalecimiento de las Relaciones Interpersonales
Esto implica, en primer lugar, cuidar el clima interno. A menudo pasamos horas extensas en nuestros trabajos, es por eso que un buen clima laboral es fundamental para poder poder trabajar de manera amena, cercana y distendida. Es tarea del líder construir climas inclusivos y culturas alegres, que les permitan a los integrantes ser ellos mismos y poder expresarse con confianza y respeto. Es a partir de la construcción de un clima de trabajo amigable que se abre la posibilidad de generar intercambios entre los colaboradores para fortalecer las relaciones interpersonales que nos permiten sentirnos parte de un equipo, valorados y escuchados.
Pasar de compañero de trabajo a líder no es una transición sencilla pero, siempre y cuando asumas tu nuevo rol con sentido de responsabilidad y coherencia, puede ser una experiencia inspiradora, desafiante y transformadora.