Adela Sáenz Cavia, Mentoreo: un regalo precioso.

Mentoreo: un regalo precioso
por Adela Sáenz Cavia

Soy una enorme agradecida del mentoreo. Inspiradora tarea que he recibido y dado aún mucho antes de saber que se llamaba así.

 

Durante mi desarrollo laboral busqué identificar maestros en las personas y situaciones más diversas. Y es en agradecimiento a todos los mentores y mentoras que he tenido en mi vida, que siento tanta responsabilidad en generar esas experiencias con otras personas, en una especie de “cadena de favores” interminable.

Mentoring es acompañar, guiar, mostrar caminos, abrir nuevas perspectivas y generar oportunidades, pero es sobre la base de la escucha profunda del otro, del respeto a sus tiempos y validando sus emociones, sentimientos y metas.

Entraña estar muy en contacto con uno mismo, de manera de poder deslindar lo que es mío, de lo que es del otro, y acompañar así con calma y amorosidad pero también con seguridad, fuerza y entusiasmo.

Implica confiar en los recursos propios para ejercer el rol de mentora, pero sobre todo, confiar en los recursos del mentoreado, para que esta experiencia le permita encontrarse a sí misma/o, conocerse más en profundidad y generar una mayor confianza en sí y en su potencial.

Requiere también la capacidad de hacer preguntas a veces perturbadoras, que no siempre queremos enfrentar (cómo el tábano de Sócrates), saber preguntar también para inducir el autoconocimiento y la autobservación; y a veces la suave disponibilidad para recibir momentos / instantes de mucha movilización emocional y en esos casos no querer solucionar nada, sino simplemente estar allí para el otro, para que se sienta acompañado, contenido y en comunión.

Mentoreo es, además, un desafío para nosotros mismos, y una oportunidad enorme de crecimiento personal.

 

Requiere curiosidad y nos obliga a desarrollar la paciencia, la empatía, y el respeto profundo por el otro y su circunstancia, así como por su propio proceso.

Porque el mentoreo tiene eso de la doble vía y, si se sabe aprovechar, es una práctica que nos invita a revisarnos a nosotros mismos. Nuestros esquemas y miradas se ven nutridas por la mirada de el/ la aprendiz, generando ganancia para ambas partes.

Y en el caso del mentoring femenino, el efecto se multiplica, porque nos hace fuertes y nos da valentía al sabernos muchas, al vernos unidas y en red en esa idea de sororidad tan femenina y tan potente.

Cómo me dijo una de mis mentees el año pasado, “para mí este mentoreo es un regalo precioso”. Creo que su frase resume lo que significa esta movilizadora práctica de aprendizaje mutuo, que recomiendo a todos experimentar al menos una vez.

 

Adela Sáenz Cavia
www.redcommunia.com 

Mail: adela@RedCommunia.com

Conocé la nota sobre escucha empática de Martín Glade, acá.