El propósito de marca es básicamente la razón de ser de las compañías. Todos tienen un propósito, lo sepan o no.
El gran desafío pasa por tratar de encontrarlo, articularlo bien para que pueda ser utilizarlo de manera más objetiva y poder centrar todo el esfuerzo.
Es conveniente que la empresa entienda el valor que encuentra la gente en una marca. A veces son conscientes y otras no. Comunicarlo bien resulta clave para que mucha más gente puede sumarse.
No sólo para que se puedan comunicar mejor con los clientes sino también puertas adentro de las empresas, ya que cuando el propósito está claro se genera una sinergia de la que todos quieren ser parte. Mucho más en estos días en los que la gente no se levanta sólo para hacer dinero sino que piensa en cambiar las cosas como un propósito.
La gente ya no compra más únicamente productos sino que busca ideas: está comprando lo que esa marca le significa, esa forma de entender. Y cuando más claro está ese posicionamiento mayor influencia habrá tenido el propósito.
En la actualidad, con los avances tecnológicos, resulta mucho más claro que nada de lo que las compañías hagan es completamente único. Todos los productos pueden ser copiados fácilmente por la competencia y ahí radica la importancia de poder contar mejor la historia, para que la identificación de la gente sea el plus de diferencia con respecto a otras marcas.
Las características del producto en sí no necesariamente van a ser determinantes sino lo que la gente piense, una mejor comunicación y cuán cercana la ve a sus principios.
Las personas buscan un significado y la elecciones que hagan es una reflexión sobre quién es. Nadie quiere marcas que representen lo que es.
Las diferencias
Es bueno tener claro las diferencias existentes entre propósito, misión y visión. Hay que empezar por el porqué. Y eso es el propósito: estamos aquí porque brindamos este servicio, porque vendemos estos productos, porque entendemos por qué la gente lo compra y sabemos para qué lo hacemos. Si seguimos ese tipo de pensamiento el cómo son los valores, el cómo lo hacemos, ya que cada empresa tiene su forma de ser.
La misión es el cuándo: tenés un propósito y un porqué, entonces uno empieza a pensar qué es lo que tenemos que lograr.
La consecuencia de todo eso es cómo vemos al mundo si todo eso ocurre: la visión.
Todo el mundo está replanteando sus propósitos, ayudando a redefinirlos, tal vez no cambiarlos pero sí dándole una relevancia que antes no tenía. Cuando uno se encuentra con una situación tan disruptiva como la pandemia y la cuarentena que transitamos empieza a preguntarse qué es lo que está haciendo, por qué lo hago. Protagonizamos un proceso de testeo de todos nuestros procesos y de nuestra forma de ser a nivel personal y empresarial.
Los primeros pasos
Un simple cuestionamiento interno puede ser la conversación necesaria e inicial para poder guiar el desarrollo de los productos, el futuro, cuál es el propósito. Lo primero es clarificar y alinear los pensamientos internamente.
Claro que el propósito no sale o se articula de un día al otro. Implica liderazgo y esfuerzo a la par de quienes trabajan en la empresa y lo viven cotidianamente.
Las empresas de cualquier nivel deben darse cuenta de que en definitiva se trata de crear un valor en el mundo, algo que hoy nadie puede ignorar y poner al costado para dedicarse sólo a ser exitoso comercialmente.
Hay una responsabilidad pública de cualquier marca o compañía en contribuir, en mostrar que ofrece un valor a la comunidad en cualquier aspecto.
El propósito tiene que salir de la pasión y de la sinceridad con uno mismo.
Daniel Comar
Director creativo con más de 25 años de experiencia trabajando para redes y marcas globales en América Latina, Asia y Europa. Ha desarrollado un enfoque creativo único que combina ciencia del conocimiento, storytelling y tecnología para ayudar a los clientes a crear experiencias de marcas únicas que impulsan la conversión.
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