Las personas con carisma o encanto suelen tener características o cualidades en común. El Diccionario de la Real Academia define el carisma como “la especial capacidad de algunas personas para atraer o fascinar”. Pero, ¿se trata de una capacidad innata o es algo que se aprende?
Olivia Fox, experta en desarrollo de liderazgo y columnista de “Forbes” y del “Huffington Post”, explica en su libro “El mito del carisma” que no nacemos carismáticos. Fox señala que el carisma no es una cualidad innata y que por esta razón se puede aprender, y añade que el carisma importa y ofrece una ventaja competitiva que hace que los demás quieran trabajar y estar con nosotros.
Diversos estudios se han destinado a averiguar qué rasgos definen a las personas carismáticas.
Como señalaba John T. Marcus hace ya medio siglo, el líder carismático no es el que empequeñece a los demás, sino el que consigue inspirar a los que le rodean con el objetivo de sacar lo mejor de ellos.
Otras investigaciones más recientes detallan que no se trata tan sólo de serlo sino también de comportarse como tal, como señala Jay A. Conger, uno de los científicos sociales que más se han dedicado al tema.
En su libro El líder carismático (McGraw Hill), Conger añade que es en la intensidad de sus acciones donde se encuentra el factor decisivo para ser un líder, así como una credibilidad a prueba de todo.
Pero ¿cuáles son las características comunes que podemos encontrar en estos líderes? Aquí una serie de definiciones claras y precisas al respecto:
–Escuchan. Para que quienes lo rodean se sientan apreciados, es necesario que el líder carismático los escuche detenidamente, se detenga a reflexionar en sus ideas y no considere que sus ideas son mejores que las de los demás. Ninguna persona con carisma recibe la confianza de los demás si estos perciben que su superior ignora continuamente las propuestas ajenas y considera maravillosas las suyas propias. Además, son buenos comunicadores, ya que hacen que los demás sientan que sus ideas son apreciadas (aunque resulten finalmente rechazadas), y para ello, hacen falta habilidades comunicativas.
–Crean confianza e inspiran. Algo que se obtiene a través de la experiencia y la acción ejemplar, principalmente a través de la capacidad de reconocer y enmendar los propios errores y de hacer comprender a los demás sus aciertos y equivocaciones en la justa medida. A través de esa confianza que sus compañeros depositan en ellos, son capaces de servir de inspiración, potenciando las virtudes de los mismos y relativizando los defectos que todos tenemos.
–No son conformistas. Las personas más valoradas son aquellas que perciben algún error o injusticia en su entorno y son capaces de poner en marcha el proceso necesario para poner solución a tal problema. Para una persona carismática, siempre existe algo susceptible de ser mejorado, y que por lo tanto, requiere de su protagonismo. Su descontento conduce a la acción, y ésta, al cambio.
–Son visionarios. Ya no se trata simplemente de ser capaz de tener una buena idea, ser hábil en determinados campos o ser muy productivo, sino de ser capaz de elaborar un proyecto personal e intransferible que les distinga de sus iguales. Si son capaces de configurar esta visión de manera acertada, atraer a sus seguidores sin manipularlos y granjearse su confianza a través de los medios indicados, el líder podrá enfrentarse a cualquier empresa por ambiciosa que sea. Al fin y al cabo, el carisma está relacionado de manera íntima con la altura de miras.
Los líderes carismáticas predican con el ejemplo y están dispuestas a sacrificarse y tomar riesgos.
Para ser capaces de alcanzar esa visión personal, los líderes deben predicar con el ejemplo.
–Son creativos. El ingenio y la capacidad para abandonar las concepciones predeterminadas distinguen a una persona carismática de otra simplemente competente. Sus aspiraciones son diferentes a las del resto de (conformistas) mortales, que requieren una serie de habilidades diferentes que les ayuden a encabezar proyectos.
–No critican a los demás. Aunque hayan cometido errores, criticar a espaldas de los compañeros sólo conduce a la pérdida de confianza de estos, que sospechan que pueden ser objetivos de los comentarios malintencionados. En el fondo, las personas más carismáticas lo son por mostrarse humanos, aunque pueda sonar paradójico: reconocen que un error lo puede tener cualquiera –aunque ellos sepan ocultarlo bien– y recuerdan que lo importante no es volver a repetirlo.
–Hablan de “nosotros”, no de “yo”. El egocentrismo no es precisamente una cualidad frecuente entre las personas carismáticas; sí lo es implicar a los demás en el proyecto que uno ha comenzado. Es importante que todos los miembros de la empresa se sientan parte del mismo barco, no que son meros acompañantes del líder en la realización de su empresa personal. Lo importante es el objetivo común y que cada uno adopte el papel que la empresa necesita, no la realización personal del líder.