¿Quién no se cansa de hacer lo mismo todos los días del año?
¿O de sentir un estancamiento en el trabajo, con su consecuente baja en la productividad? Para que estas sensaciones terminen la mejor solución es romper con las rutinas de trabajo y arrancar cada jornada laboral con las pilas bien cargadas.
Aquí algunas recomendaciones para poner en práctica:
1 – Adoptar una actitud receptiva. Antes que nada, tener muy en cuenta que si para cambiar la rutina de trabajo, hay que adoptar una actitud más receptiva y proactiva. Sólo el interés y la motivación lograrán romper con la monotonía.
2 – Marcar mini desafíos cada semana. Llenar de emoción las jornadas laborales y poner objetivos y desafíos semanales. Organizarse y administrar de un modo más eficiente. Así cada semana será diferente, más dinámica y la productividad aumentará.
3 – Cambiar el medio de transporte y la ruta. Si el único modo de llegar al trabajo era el auto o el colectivo, elegir otras opciones. Caminar, optar por una bicicleta o inclusive el monopatín obligará no sólo hacer un poco de ejercicio (necesario) cada día, sino que además llegarás a la oficina más relajado y despejado. Otra opción es cambiar la ruta para llegar al trabajo. Ayudará a conocer nuevos escenarios, ya que ver ‘lo mismo’ todos los días aburre y no deja impulsar tus pensamientos y creatividad.
4 – Los “cafés” son necesarios. Pasar más tiempo en las zonas comunes o de descanso de tu oficina y aprovecharlos como puntos de encuentro para disfrutar de momentos de desconexión y fomentar el networking y el trabajo en equipo.
5 – Usar diferentes sillas. Puede sentarse en una pelota grande en lugar de una silla giratoria. Si esto no se ajusta a su estilo, puede probar una silla al lado de su escritorio o un sofá. Algunas empresas permiten a los empleados reservar una sala de conferencias para conseguir un poco de intimidad o un cambio de escena.
5 – Usar diferentes sillas. Puede sentarse en una pelota grande en lugar de una silla giratoria. Si esto no se ajusta a su estilo, puede probar una silla al lado de su escritorio o un sofá. Algunas empresas permiten a los empleados reservar una sala de conferencias para conseguir un poco de intimidad o un cambio de escena.
6 – Salir a respirar y recargar las pilas. En la hora de descanso, dar una vuelta por el exterior de la oficina, estirar las piernas, respirar aire nuevo y tomar energía para recargar las pilas y seguir con la jornada. El cuerpo y la mente lo necesitan.
7 – Estimular la creatividad. Una buena manera es escribir a mano las ideas, eliminar los pensamientos negativos, adoptar una actitud emprendedora, dar un respiro a la computadora de vez en cuando o pedir feedbacka los compañeros con más frecuencia.
8 – Trabajar desde casa. Gran parte del tiempo se ocupa en desplazamientos desde la casa al trabajo y viceversa. Con el permiso de su jefe, de vez en cuando podría trabajar desde su casa. Esa ruptura de rutina es ideal para tener una lluvia de ideas y aprovechar más tiempo con su familia, por lo que mejora el equilibrio trabajo-vida.
9 – Hablar directamente en lugar de usar los mails. Es uno de los mayores beneficios de trabajar en una oficina. Aunque a veces la mejor forma de hacer las cosas es por correo electrónico, esto puede complicar un tema que se podría resolver en dos minutos de conversación por teléfono, o mejor aún, cara a cara.
10 – No cambiar las rutinas de sueño. Mantener las horas de acostarse y levantarse cada día. Los expertos recomiendan que, para ser más productivos, hay que establecer las mismas horas de ir a la cama cada noche y levantarse cada mañana.