Neuroliderazgo: disciplina que busca comprender el funcionamiento del cerebro y tiene como fin definir la base neural del líder.
El progreso de la neurociencia en el último cuarto de siglo ha sido notable, porque da información sobre el cerebro, que es lógica, lineal y objetiva, y que desconocemos. Toda esta información viene siendo motivo de estudio de los científicos y expertos en el arte de liderar, quienes crearon el concepto de neuroliderazgo. Se trata de la aplicación de la neurociencia al liderazgo y a la conducción de organizaciones.
Lo interesante de esta disciplina es que busca comprender el funcionamiento del cerebro y tiene como fin definir y comprender la base neural del líder, estudiando los procesos cerebrales para entender el desempeño de la persona, la forma de relacionarse, manejar su equipo de trabajo, toma de decisiones e inteligencia emocional.
Para quienes están a cargo de organizaciones, de grupos de personas o equipos de trabajo, la comprensión de nuestras reacciones y de aquellos que interactúan con nosotros empieza a ser una condición vital para dirigir los recursos y la energía humana de forma exitosa.
Quienes dedican gran parte de su vida profesional a desarrollar e implementar metodologías que conviertan a las organizaciones en ámbitos donde las personas puedan desarrollar su potencial intelectual y humano, las nuevas herramientas que las neurociencias ponen a nuestro alcance para hacerlo cada día mejor.
Saber científicamente que existe una base neurobiológica tanto en el intelecto como en las emociones, los sentimientos y el comportamiento social han provocado una verdadera revolución. Estamos ante un salto cualitativo para mejorar las actividades de conducción y gestión.
Estas investigaciones pueden resumirse en algunos ejemplos concretos. La neurociencia demostró que existen procesos cerebrales ultrarrápidos que determinan la toma de decisiones. Y no sólo las empresas sino las universidades y hasta los gobiernos quieren saber cómo se produce este fenómeno en el cerebro de los líderes exitosos.
La clave de la resistencia al cambio está en la memoria de trabajo, su relación con los mecanismos de atención y el consumo de energía cerebral. Para esto las organizaciones aplican los conocimientos para implementar estrategias que disminuyan esa resistencia o, mucho mejor, para que el personal se convierta en su mejor aliado durante los procesos.
Según afirman muchos especialistas, la mayoría de los directores de empresa simplemente no saben o no comprenden cuáles son las variables que influyen en la actividad y el rendimiento de los trabajadores y de la empresa. Poco y nada conocen de los motivadores que deberían estar activando para movilizar la energía humana dentro de la organización.
Un estudio sobre neurociencia social realizado por la Universidad de California explica que nuestro cerebro reacciona de forma similar cuando recibimos reconocimiento social y cuando recibimos una recompensa monetaria. Según esta investigación, el cerebro se comporta siguiendo dos principios fundamentales: maximizar lo que nos hace sentir bien, y minimizar o evitar lo que nos amenaza. Esos circuitos que usamos en la experiencia social son los mismos que utilizamos para nuestra supervivencia.
Conocer estos motivadores que activan los circuitos de amenaza o recompensa nos permitirá diseñar intervenciones más adecuadas para mejorar la productividad de nuestros equipos de trabajo.
El desarrollo del neuroliderazgo rompe paradigmas también en cuanto a las diferencias en las características de los líderes de acuerdo al género.
Se pueden enumerar diferentes características salientes, surgidas de los distintos estudios: las líderes mujeres aparecen como más carismáticas, con una influencia idealizada (confianza, admiración y respeto), motivación inspiracional (fomentan el optimismo y entusiasmo) y consideración individualizada. Es decir una afinidad/relaciones, certeza y estatus. Utilizan la empatía emocional y tienen la habilidad de socializar y de comunicación.
Las mujeres, según distintos investigadores, son más transformacionales, es decir un tipo de liderazgo que influye en las actitudes y desempeño de sus trabajadores, los guía y transforma para lograr los objetivos, alcanzando confianza y que lo sigan de forma voluntaria, en especial en el ámbito carismático. Y adoptan la recompensa contingente que implican ser consideradas y atentas con los subordinados (alabanzas, reforzamiento positivo).
Mientras que los hombres se enfocan en las recompensas y en delegar funciones, de forma transaccional y con mayor autonomía y equidad. Motivan con promesas, recompensas a sus colaboradores por cumplir sus metas y al mismo tiempo los guían para conseguir sus metas. Usan el pensamiento sistémico y son analíticos.
Estas diferencias contribuyen a explicar estilos de liderazgo y gestión de organizaciones.